Edgar Alberto Yanza Vidal
Profesor de Asignatura Virtual del Departamento Económico Administrativo y Humanidades
Universidad Virtual del Estado de Guanajuato
Nuestro deambular en la vida cotidiana está acompañada de una disciplina como la ética ya que ésta consiste en mejorar como persona o bien particular y mejorar en bien de la sociedad o bien común.
El concepto de persona se ha utilizado a todo lo largo de la historia, desde los tiempos remotos hasta nuestros días y para la ética es fundamental la persona. Este concepto originalmente se utilizó para designar la máscara usada por los actores del teatro, en el rol que cada quien desempeñaba en la escena del mundo. Cada uno toma un rol del personaje que va a interpretar. El filósofo y filólogo latino Varrón del siglo I a. de C. establece que persona viene del verbo personare, formado por per, que denota algo que se cumple por completo, y sonare voz de los actores resuena (personare).
Por otra parte, Aristóteles define al hombre como una sustancia compuesta de alma y cuerpo y que “el hombre es un ser social por naturaleza” lo cual implica una unión fuerte entre hombre y polis. La naturaleza del hombre queda definida por la pertenencia a la ciudad a la sociedad.
Los tiempos modernos definen al hombre por su conciencia, es decir, la capacidad de auto conocerse, autogobernarse, autodefinirse. Todos los seres humanos realizamos papeles en nuestra vida los cuales necesariamente van ligados con la ética de ahí que es fundamental reconocer la importancia de la ética y practicarla a lo todo lo ancho del escenario del teatro de nuestra vida.
Debemos de tener en cuenta que compartimos un mundo con los demás, se trata de construir un espacio donde quepamos todos con diferencias y similitudes. De acuerdo a Kant que coloca al ser humano como el protagonista único de lo moral nos obliga a establecer una reflexión ética sobre la condición humana.
La condición humana es un concepto interesante y lo resumiremos según Hannah Arendt “Lo que yo propongo es muy simple: ni más ni menos que pensar lo que hacemos” en el espacio de tres actividades a saber: Labor, Trabajo y Acción. Esa relación de conocimiento innato y práctico debe ser el compañero de nuestra travesía por la vida. Me pregunto: de verdad, ¿Los seres humanos actuamos siempre en nuestra vida diaria pensando en los demás? Y luego ¿pienso en mí? En estos tiempos tan atribulados y difíciles me atrevo a decir que sólo pienso en mí y nunca -o muy poco- en los demás.
Referencias
• García, D. (2010). Ética, persona y sociedad. México: Porrúa.
Sobre el autor
Edgar Alberto Yanza Vidal
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Es Licenciado en Educación con Maestría en Estudios Latinoamericanos y en Estudios Humanísticos.
Cuenta con más de 13 años de experiencia como docente y actualmente es asesor virtual en la academia de ética de la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato.
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