Resumen

Al estar inmersos hoy en día en un mundo globalizado que implica una comunicación interactiva, la educación a distancia favorece los procesos de enseñanza-aprendizaje, sobre todo en esta era socio-digital, donde las comunidades virtuales de aprendizaje son una estrategia didáctica que conlleva la interacción social y la construcción del conocimiento a través de procesos colaborativos.

Así pues, es trascendente partir desde la conceptualización de estrategia didáctica y comunidad virtual para comprender la relevancia del aprender colaborativamente, lo que implica movilizar saberes que inducen a desarrollar nuevas experiencias formativas, expresivas y educativas que contribuyen a la calidad en educación.

En este ensayo, se reflexionará sobre cómo las comunidades virtuales han desarrollado un nuevo propósito en la formación de la sociedad actual.  

Abstract

Being immersed today in a globalized world that involves interactive communication, distance learning promotes teaching-learning processes, especially in this socio-digital age, where virtual learning communities are a teaching strategy that involves social interaction and knowledge building through collaborative processes.

Thus, it is transcendent to start from the conceptualization of teaching strategy and virtual community to understand the relevance of collaborative learning, which involves mobilizing knowledge that induces the development of new formative, expressive and educational experiences that contribute to quality in education.

In this essay, we will ponder on how virtual communities have developed a new purpose in the formation of today's society.  

Es importante entender que dentro del proceso enseñanza-aprendizaje existen una variedad de estrategias didácticas que pueden favorecer el aprendizaje significativo en la educación a distancia, por lo que es relevante partir primeramente desde la conceptualización de estrategia didáctica en la que existen una serie de definiciones de la misma, sin embargo se hace referencia a considerar que una estrategia didáctica es más que solo aplicar una técnica con un listado de actividades o tareas para llevar a cabo. Mansilla y Beltrán (2013, p. 29, citado en Orellana, 2017) La definen de la siguiente manera: “La estrategia didáctica se concibe como la estructura de actividad en la que se hacen reales los objetivos y contenidos” (p. 1). Esta estructura implica un proceso que nace desde un punto de partida, que son los contenidos de información (y puede ser nueva o alguna información previa que las personas participantes ya posean sobre el tema) y de ahí, hasta el punto en que se espera llegar (es decir, hacer real el objetivo), el cumplimiento de lo que se busca alcanzar cuando se propone el desarrollo de una estrategia.

Es así que es necesario considerar los elementos básicos que intervienen al momento de seleccionar una estrategia didáctica, tales como la participación, el número de personas que intervienen en el proceso de aprendizaje, considerando éste desde el autoaprendizaje hasta el aprendizaje colaborativo, el alcance y el tiempo que se interviene en el proceso de enseñanza-aprendizaje, entre otros, donde estos representan el punto de partida para tomar decisiones que contribuyan a favorecer los aprendizajes significativos en los discentes.

De la misma forma, es relevante considerar las modalidades en las que se lleva a cabo el aprendizaje, ya que se tienen las modalidades presenciales, semipresenciales y a distancia/virtuales las cuales representan la base para considerar la metodología didáctica más favorecedora. Por lo anterior, se deben tomar en cuenta todos los factores que intervienen en el mismo, de ahí que la metodología didáctica, según Fortea Bagán (2009) es la estrategia de enseñanza que propone un docente para el trabajo en el aula. Se parte de la metodología como medio para el logro de los objetivos y de la didáctica como herramienta de dicha metodología, para el logro de los resultados esperados. La didáctica se ha referido a enseñar, instruir, informar, aprender y toda aquella función dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje; en tanto la metodología es el medio del que se sirve la didáctica para transitar. Por lo tanto, se puede decir que se ha hecho uso de la didáctica cuando el proceso de enseñanza facilita la aplicación de la información o del conocimiento, considerando aspectos como el contexto, condiciones e intereses, y las adaptaciones que se hagan a un recurso para centrar la enseñanza en el estudiantado.

Derivado de lo anterior, se pretende favorecer los procesos metacognitivos y lograr la autodisciplina y el autoaprendizaje, de tal forma que en las diferentes modalidades de aprendizaje se potencien las capacidades cognitivas; de ahí que el extraer los recursos propios del contexto en que se está inmerso, proporciona mayores beneficios porque es en donde se presentan las necesidades que tienen y desean satisfacer las personas usuarias y donde esperan encontrar respuesta a los intereses que han centrado su atención, apoyándose de la ambientación metodológica para incentivar el interés en la información de manera creativa y atractiva. Por esta razón, Gómez y García (2014) consideran la didáctica como un proceso de acciones que involucra modelos metodológicos y estratégicos para conseguir el aprendizaje.

Si bien es cierto que existe una gama de estrategias didácticas que contribuyen al logro del aprendizaje en los discentes, en la educación a distancia se considera que la comunidad virtual contribuye a lograr una mayor interacción entre el docente y el alumno, además de favorecer los procesos de aprendizaje, sobre todo en este contexto social y sanitario en el que se ha tenido que migrar a una educación a distancia.

Por lo anterior, es importante establecer que las comunidades virtuales no son un término nuevo:  Howard Rheingold, a quién se le atribuye haber acuñado el término comunidad virtual, en su libro, The Virtual Community las define como "…agregaciones sociales que emergen de la red cuando un número suficiente de personas entablan discusiones públicas durante un tiempo lo suficientemente largo, con suficiente sentimiento humano, para formar redes de relaciones personales en el ciberespacio" (Rheingold, 1993, p. 5). En esta definición encontramos tres elementos básicos: la interactividad, el componente afectivo y el tiempo de interactividad, como condiciones para que exista una comunidad virtual y ellas corresponden a algunas de las características de las comunidades en general.

De forma paralela, se puede establecer que las comunidades virtuales de aprendizaje son redes dinámicas para la interacción y conductoras del aprendizaje mediante la potenciación de sus miembros como agentes del conocimiento, por lo que  una comunidad virtual será favorable en la medida en que todos sus miembros contribuyan a la generación del conocimiento desde un pensamiento analítico, crítico y reflexivo, que permita tener una visión holística del tema que se aborde o de los objetivos que se pretendan alcanzar en dicha comunidad virtual. En la actualidad, la educación permanente es una prioridad de las instituciones educativas y un medio para adquirir mayor calidad y relevancia, lo que favorece que se tengan más herramientas para ser competente y competitivo en el ámbito global.

Por otro lado y para complementar estos conceptos, Coll (2004) a su vez menciona que las comunidades virtuales son:

Grupos de personas o instituciones conectadas a través de la red que tienen como foco un determinado contenido, la tarea de aprendizaje, en donde la noción de comunidad de aprendizaje remite a la idea de un grupo de personas con diferentes niveles de experiencia, conocimiento y pericia que aprenden gracias a la colaboración que establecen entre sí, a la construcción del conocimiento colectivo que llevan a cabo y a los diversos tipos de ayudas que se prestan mutuamente. Las comunidades virtuales de aprendizaje se caracterizan por la existencia de una comunidad de intereses y por el uso de las TIC en una doble vertiente: como instrumento para facilitar el intercambio y la comunicación entre sus miembros y como instrumento para promover el aprendizaje. (p. 169)

Sin embargo, es conveniente señalar, que “la mera utilización de las TIC por un grupo de personas o instituciones no basta para que dicho grupo funcione automáticamente como una Comunidad de Aprendizaje” (p. 4). Para Dillenbourg (2003) y Marcotte (2003), la comunidad virtual se refiere a cualquier grupo que interactúa a través de la Internet, con mayor o menor dinámica social.

Bajo esta perspectiva, cabe señalar que lo que se busca es que una comunidad virtual de aprendizaje sea una estrategia didáctica que favorezca no solo la interacción social sino la construcción de conocimiento a través de procesos colaborativos, teniendo como base la implementación de las diferentes teorías de aprendizaje que nos ayuden a comprender, predecir y controlar el comportamiento humano con la finalidad de visualizar la forma en que las personas acceden al conocimiento y que servirán para orientar el proceso de aprendizaje y lograr la significatividad del mismo, esto en virtud de que la formación de comunidades de aprendizaje orientadas para el desarrollo de procesos colaborativos comprende la creación de una cultura de participación en las actividades de sus miembros. En este sentido, “la creación de comunidades de formación on-line presupone que todos los miembros del grupo, incluido el e-formador, se encuentren implicados en un esfuerzo de participación, de compartir y de construcción conjunta de representaciones del nuevo conocimiento” (Díaz, 2004, p. 15).

En la opinión de Cabero (2006), las comunidades virtuales se relacionan directamente con aspectos de sociabilidad e interacción social entre sus miembros, el que requiere un envolvimiento colaborativo y no de aislamiento. La participación en una comunidad es necesariamente para aprender, una vez que la necesidad de saber y de compartir es una de las motivaciones principales para pertenecer a una comunidad (Dillenbourg y otros. (2003), por lo cual es fundamental comprender lo que significa el aprender colaborativamente, ya que esto lleva a trabajar de manera conjunta, teniendo como base un objetivo que estará direccionado a la resolución de una problemática específica que tiene como trasfondo no solo la percepción individual sino la construcción del colectivo que conforma la comunidad para que esta se vea favorecida, desarrollando a su vez competencias que nos conducen al aprender a aprender, esto en función de que aprender colaborativamente en ambientes virtuales, implica no solo la responsabilidad individual sino de manera conjunta, en la que se requiere una mediación tecnológica que contribuya a favorecer la relación entre los docentes, alumnos y contenido, para potenciar no solo los procesos cognitivos sino los afectivos y psicomotrices.

Es necesario considerar las comunidades de aprendizaje desde otra perspectiva, para transformar las prácticas docentes y movilizar los saberes, así como los recursos didácticos que se tienen al alance para la formación académica de los estudiantes. En este sentido es importante tomar en cuenta algunas de las condiciones básicas que deben existir para permear en el aprendizaje de los discentes, como lo son: 

• El permitir un acceso a todos en igualdad de condiciones, 
• avanzar en las innovaciones técnicas necesarias para facilitar herramientas que favorezcan los entornos flexibles, 
• situar a las personas en el centro del aprendizaje, 
• y realizar trabajo colaborativo, de tal forma que todos se involucren en el proceso de enseñanza-aprendizaje, entre otras condiciones que se deben contemplar.

De manera paralela, Wilson y Reyder (citados por Coll, 2001, p. 6) señalan que se deben considerar a su vez principios pedagógicos dentro de estas comunidades de aprendizaje para lograr la funcionalidad de las mismas como estrategia didáctica, entre las que se destacan: 

1. El compromiso de construir y de compartir conocimientos nuevos.
2. La puesta en marcha de estrategias didácticas y de procedimientos de aprendizaje colaborativo, para que los participantes puedan compartir los aprendizajes.
3. La caracterización del profesor como facilitador del aprendizaje y como un miembro más de la comunidad de aprendices.
4. El énfasis en el aprendizaje autónomo y autorregulado.
5. La adquisición de habilidades y estrategias de aprendizaje metacognitivas.
6. La corresponsabilidad y el control compartido entre los participantes de las actividades de aprendizaje, ya que sus miembros comparten un objetivo, un interés, una necesidad o una actividad que es la razón fundamental constitutiva de la misma comunidad, así como la existencia de altos niveles de diálogo, de interacción y de comunicación entre los participantes.

Bajo este orden de ideas, la función de los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje es el ofrecer instrumentos o herramientas para fomentar la capacidad del alumno y utilizar estratégicamente el conocimiento que va aprendiendo de manera autónoma y autorregulada, por lo que se requiere de un asesor que brinde la ayuda apropiada y oportuna para la construcción de los aprendizajes, lo que puede lograrse con un alto grado de interactividad.

Esta noción de aprendizaje colaborativo se vincula necesariamente a la concepción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación aplicadas a la educación, según la cual las llamadas nuevas tecnologías se diferencian de las tradicionales, no en su aplicación como medios de enseñanza aprendizaje sino en las posibilidades de creación de nuevos entornos comunicativos y expresivos que facilitan a los receptores la oportunidad de desarrollar nuevas experiencias formativas, expresivas y educativas. De allí que la concepción del aprendizaje colaborativo da cuenta de las relaciones de colaboración entre el profesor y los estudiantes, a través de una interacción virtual, con la finalidad de lograr el aprendizaje previsto en un curso determinado. Esta construcción colectiva exige la implicación activa y la responsabilidad individual de cada uno de los actores del proceso. De esta manera, el protagonismo es asumido por los que aprenden en un diálogo intersubjetivo. En esta interacción virtual se ponen de manifiesto la intersubjetividad, la construcción colectiva de conocimiento y el aprendizaje significativo, como características.

Por su parte, Barberà, Badia y Mominó (2001) señalan que las interacciones indispensables en el apoyo a la construcción del conocimiento son,  entre otras, las interacciones afectivas virtuales, que propician el tener un clima afectivamente positivo, que motiven y den confianza al estudiante a participar, para que no se sienta solo en el proceso, además de interacciones relacionadas con la gestión y organización de la actividad, referidas a la comunicación que tienen los estudiantes y el profesor para dar a conocer los objetivos de las actividades y la manera de evaluar cada una de ellas. En suma, la comunicación se presenta cuando se tienen dudas de las actividades, durante la negociación entre profesor y estudiante para realizar una actividad y todas aquellas interacciones orientadas a impulsar los procesos de construcción de conocimiento compartido, ya que el estudiante construye su conocimiento interactuando con la comunidad de la que forma parte, para incorporarlo a su estructura cognoscitiva.

Por consiguiente, el trabajo generado en la comunidad virtual no debe ser solo una satisfacción personal sino el resultado de un esfuerzo colectivo que se debe realizar con la total responsabilidad en donde cada uno aporta lo que tiene y obtiene lo que necesita para superar los desafíos que le esperan.

Derivado de este análisis, hola se puede establecer que la calidad educativa implica nuevas formas de pensar y actuar, a través de un proceso complejo y dinámico, que conlleva la transformación de los profesores, la identidad institucional y el desempeño estudiantil, de tal forma que se busque innovar desde diferentes aristas, donde una de ellas puede ser las comunidades virtuales que implican creatividad, análisis reflexivo, crítico y analítico de cada uno de los miembros que la integran para responder a las necesidades de los mismos y del entorno donde se encuentran inmersos.

Dentro de este marco, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, INNE (2018) hace referencia a la calidad educativa, lo cual nos mantiene en el ideal de mejorar continuamente a la vez que exige un compromiso de toda la comunidad educativa, basado en la equidad, pertinencia, eficiencia, suficiencia, relevancia y eficacia, de tal forma que debemos estar inmersos en la mejora continua, lo que conlleva el involucramiento de la sociedad de la información y la sociedad del conocimiento para dar respuesta a los requerimientos globalizados y favorecer las competencias que les permitan ser competentes y competitivos en el entorno social global. 

En función de lo planteado, desde la educación a distancia también se puede fomentar la calidad educativa a través del aprender a aprender, sobre todo por el conocimiento cambiante, que involucra estar inmersos en la sociedad de la información y la sociedad del conocimiento, donde las comunidades virtuales pueden ser una alternativa, para variar los espacios curriculares, formar competencias, a través de una socialización divergente que atienda a la diversidad, favoreciendo la autonomía, con el ejercicio de la libertad y la metacognición, lo que implica poner en práctica una metodología participativa donde se concibe que los participantes sean agentes activos en la construcción y reconstrucción del conocimiento, fomentando la consciencia grupal, que fortalece la cohesión y la pertenencia, promoviendo el pensamiento crítico, la escucha tolerante y respetuosa, a través de las comunidades virtuales.

Conclusión

Las comunidades virtuales son redes dinámicas para la interacción y son conductoras del aprendizaje, donde sus miembros son agentes del conocimiento, desde una perspectiva analítica, crítica y reflexiva, que favorece el desarrollo de sus estrategias metacognitivas para ser competentes y competitivos en el ámbito global, favoreciendo el desarrollo de procesos colaborativos.

Es fundamental en una comunidad virtual la corresponsabilidad y el control compartido entre los participantes, ya que se tienen objetivos e intereses en común, lo que implica diálogo, interacción y comunicación para movilizar los saberes y construir el conocimiento, de ahí la importancia de la mejora continua para el logro de la calidad educativa, lo que implica nuevas formas de pensar y actuar a través de un proceso complejo y dinámico que lleve a la innovación en la educación con una metodología participativa.

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