Por: Rodolfo Barrón Jiménez, PhD.
Senior Scientist en Pranalytica,Inc.
Texas A&M University
Articulo internacional
Este documento fue originalmente escrito por su autor en inglés. Puedes consultar el escrito original aquí.
Hace poco la asociación de estudiantes de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Guanajuato organizó un panel de opinión con algunos exalumnos. Todos los participantes fueron miembros activos de dicha asociación estudiantil durante sus años en la Universidad, y el objetivo del panel era compartir como esa experiencia de pertenecer a la asociación les había ayudado durante su vida profesional. En la sesión de preguntas y respuestas uno de los alumnos actuales preguntó:
«—¿Qué podemos hacer como estudiantes para adquirir experiencia como ingenieros? Ya que en todas las oportunidades de trabajo se requiere experiencia.»
¡Una pregunta clásica! Y es que ¿quién no se ha preguntado lo mismo?, al menos en mi generación, era muy común y al parecer aún continúa sin respuesta. Nos encontramos con el dilema del huevo y la gallina.
Al responder, el panel ofreció a la audiencia varios consejos. Todos ellos se pueden resumir como sigue: Lo que necesitan las compañías es personal listo a contribuir en las operaciones diarias. Pero como estudiante no te preocupes por esos requerimientos, concéntrate en tu educación. Leyendo entre líneas, lo que el panel recomendó para romper el ciclo vicioso del huevo y la gallina fue exactamente lo que los Boy Scouts siempre han predicado: be prepared (prepárate).
Esta repuesta parece tan obvia como ambigua. A un estudiante, la sociedad le dice que su trabajo es prepararse, por lo que es su labor es adquirir los conocimientos necesarios y obtener la habilidad para utilizarlos. Entonces, ¿por qué los jóvenes están confundidos en cómo preparase para su etapa laboral?, ¿por qué carecen de experiencia cuando se gradúan?, ¿por qué no se sienten listos después de años de estudio y preparación?
Para esclarecer este dilema, analicemos los dos elementos de la preparación: conocimiento y práctica.
Comencemos con el concepto más accesible: el conocimiento. Las escuelas son las instituciones sociales por medio de las cuales se prepara a los ciudadanos. Se asiste a la universidad para aprender; para adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para ejercer una profesión. Las instituciones de educación superior desarrollan planes de estudio que ofrecen al estudiante los conocimientos necesarios para obtener un grado, un título. Por ejemplo, la Facultad de Derecho se asegura que para conceder el grado de Abogado el estudiante demuestre conocimiento competente de las leyes y su aplicación. Obtener el grado (graduarse, titularse) es el primer paso para obtener ese trabajo. Y también el más importante. Tener un título abre las puertas en el mercado laboral. Sin grado de Médico Cirujano, no importa la cantidad experiencia, ningún hospital va siquiera considerar contratar a alguien para hacer cirugías.
Así pues, todos entendemos que la responsabilidad del estudiante es aprender, adquirir los conocimientos que la Universidad requiere para obtener el grado. El dilema reside en que también todos reconocemos que cualquier posición en una organización profesional requiere mucho más que solo el conocimiento específico de la profesión. Se necesita que el profesionista domine varios idiomas, tenga una mentalidad enfocada al progreso del negocio, pueda comunicarse (escrita o verbalmente) con efectividad, sea hábil para el manejo del conocimiento y la creación de la documentación apropiada, domine la aplicación de equipos de cómputo y el software apropiado, se comporte como un miembro del equipo y pueda también liderar, conozca las mejores prácticas de la profesión, se comporte de manera profesional y ética, tenga sentido común, sepa manejar la presión, tenga conocimientos en otras disciplinas con las que se interactúa, etc., etc., etc. En el desarrollo del estudiante, todas estas habilidades se conocen como extra curriculares, ya que no son parte del programa de estudios obligatorio para el grado. Las Facultades Universitarias proveen a los estudiantes de oportunidades para su desarrollo profesional y (en mayor o menor grado) personal. Sin embargo, es responsabilidad del estudiante desarrollar TODAS estas habilidades.
¿Parece mucho? ¡Esa lista está muy lejos de estar completa!, cada día las empresas piden más y más de su personal. Dominar estas habilidades hace de cualquier estudiante un candidato codiciado en el mercado laboral y lo distingue de cualquier profesionista. Así pues, durante esos años en la Universidad es que el estudiante tiene el tiempo y la obligación de adquirir una educación completa a través del trabajo diario.
Se le atribuye a Einstein la frase «el genio es 1% talento y 99% trabajo», por lo que de ella podemos inferir que no es suficiente adquirir el conocimiento, sino que, de hecho, es más importante practicarlo, usarlo. Piensa en cualquier deportista olímpico: mientras es indudable que tiene la capacidad y el talento para su deporte, también es innegable que se necesitan muchos años de entrenamiento para dominarlo. En nuestro caso, para dominar los conceptos discutidos en clase, al estudiante se le asignan tareas, exámenes, proyectos, lecturas, seminarios, investigación, tesis, etc. Todas estas actividades son requeridas para el grado y todo estudiante tiene la obligación de obtener el mayor provecho de ellas. Pero, ¿cómo dominar todas las habilidades extra curriculares? Algunas se pueden adquirir por medio de más clases, pero otras solamente pueden obtenerse mediante la exposición, a través de un esfuerzo consiente y determinado de aprender. Aquí, un consejo que te ayudará a obtener dicha exposición: participa como voluntario en todas aquellas actividades en las que no te sientes cómodo.
Por definición, las situaciones incómodas son aquellas en las que las habilidades requeridas no han sido dominadas. Pero solo en estos eventos se te va a impulsar, se te va a permitir practicar y eventualmente dominar esas habilidades especiales, diferentes. ¿Cómo saber cuáles de esas habilidades son requeridas para un trabajo específico? Hoy no lo sabemos, por tanto, lo único que podemos hacer es exponernos a TODO. Únete a un grupo artístico, a un equipo deportivo, participa en actividades comunitarias, en organizaciones profesionales, participa con otros estudiantes en actividades relevantes a tus estudios, a tu carrera. Busca un asesor, pide consejo y forma los hábitos que definirán tu estilo como profesional.
Todo esto te proveerá no solo conocimiento sino también práctica a tal grado que por eso se les denomina «conocimientos prácticos». Ahora bien, la práctica es la componente evasiva de la preparación, pero también es el concepto clave para resolver el dilema que nos ocupa. Considera lo siguiente: un soldado o un bombero deben estar no solo preparados, sino listos. La preparación implica que se hace algo viendo a futuro, mientras que estar listo es el estado mental que permite enfrentar un problema inminente y producir resultados. A través de la preparación (conocimiento y práctica), uno se enfrenta a problemas, adquiere el conocimiento necesario y practica la resolución del problema. De esta forma, en el futuro no habrá problemas por resolver sino experiencias que nos te permitirán brillar. Para muestra un botón: ¿recuerdas cuando atarse las agujetas era un problema complejo? Aun así, aprendiste y practicaste a tal punto que lo dominaste a la perfección y esta mañana lo hiciste sin pensarlo.
Los mismos principios aplican a los asuntos de la profesión para los cuales uno se prepara mediante la instrucción, las habilidades extra curriculares y la práctica. De hecho, mientras más listo estés, más oportunidades se presentarán. Esto lo dijo de manera filosófica el doctor Luis Pasteur en 1854: «La fortuna favorece a aquellos espíritus preparados». Esto nos dice que las oportunidades en la vida solo se presentan a aquellos que están preparados para tomarlas. Para los demás, que nunca supieron reconocer dichas oportunidades, el éxito les parece solo producto de la suerte. Sin embargo, es el producto del trabajo, la dedicación y el esfuerzo enfocados a estar siempre listos.
Aunque el panel no lo hizo, aquí les dejo la misma pregunta que el reclutador les hará durante la entrevista para ese trabajo soñado, pero lo haré con una referencia a la película de Los Intocables (1987):
En la escena de la iglesia, el señor Malone (Sean Connery) le advierte a Eliot Ness (Kevin Costner) lo que sucederá si persigue al jefe de la mafia (la meta más ambiciosa) y entonces sus preguntas son muy claras: «¿qué estás preparado para hacer? […] Debes está preparado para llegar al final [...] ¿Estás preparado para ello? […] ¿Estás listo para ello?».
Sobre el autor
Rodolfo Barrón Jiménez, PhD.
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El Dr. Rodolfo Barrón es Ingeniero Mecánico egresado de la Universidad de Guanajuato. Realizó sus estudios de postgrado en la Universidad de Texas A&M. Con más de 20 años de experiencia y múltiples publicaciones técnicas (incluyendo varias patentes). Es un experto en el diseño, fabricación y prueba de equipos y tecnologías laser.
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